Memorias de un payaso en el  bosque

Las Cañadas se puso el corazón en la nariz

Las Cañadas emprendió una aventura payasa. Su anfiteatro comenzó a sonreír y a abrir corazones. Los bambús circundantes bailaron sus hojas y alborotaron sus copetes. Los socios y familiares, trabajadores y curiosos asomaron la nariz y se permitieron jugar a sólo Ser.

Se compartieron historias, momentos de silencio y de sólo mirarse. Risas, carcajadas y sueños posibles… En el cotidiano, más allá de los talleres impartidos, hubieron sonrisas y miradas traviesas, comentarios absurdos que arrancaban carcajadas, y bailes espontáneos en medio del día de trabajo.

Y de pronto, tras pasos ciertos y valientes, los hallazgos… no sólo la risa, sino una que otra lágrima que acariciaba al corazón para liberarse del deber ser, y entonces florecer en medio del campo, libres… espontáneos… la hermosa humanidad sólo siendo…

Los niños también se pusieron el corazón en la nariz, y crearon historias. Jugaron a imaginarlo todo de nuevo, porque como ellos mismos escribieron para el espectáculo que crearon y presentaron: ‘En el mundo de un payaso todo es posible…’

Cocinaciones payasas

El arte del payaso, es una manera de estar en el mundo, con el corazón abierto, vulnerable y listo para la Vida.

Puedes encontrar a un payaso caminando en zig zag y espirales en medio de un espacio público sólo porque sí, o platicando entusiasta con un árbol o con una lechuga en un plato con zanahorias y tomates. Para él es lo más normal y natural del mundo…

Un payaso es un ser entrañable, aborda la vida como viene y por eso se ve envuelto en conflictos que le parecen interesantísimos.

Un verdadero payaso es un apasionado explorador e investigador de los más mínimos detalles que albergan Vida.

Cualquier sencilla expresión cotidiana es susceptible de una contemplación profunda y asombrosa.

Un payaso quiere jugar con la Vida y divertirse, para así atravesar su herida y dar Esperanza. Observa y siente todos los colores, con el claro deseo de compartir, ¡compartir, compartir!

¡A vivir!

Las estrellas me llaman en la noche y de día el sol me recuerda su amor y cercanía. Todo me abraza.

Vamos a jugar a los locos que sueñan lo inimaginable…

¡Risas y más risas!

Camino a casa, mi casa es el bosque.

Ya llegaron los nuevos amigos, ¡a jugar!